Falleció Sergio Livingstone. La noticia conmovió también en Paraguay y sobre todo en el ámbito de los hombres de prensa que peinamos canas y tuvimos el gran gusto de conocer a este insigne comunicador chileno.
Por Pedro García Garozzo – pggsport@cdfenix.com.py
La primera vez que vino al Paraguay no fue como periodista sino como atleta. Fue el arquero de la selección de su país, en aquella primera eliminatoria que jugó la selección paraguaya para el mundial de futbol de Suiza 1954, en el estadio del club Libertad una calurosa tarde del 14 de febrero de aquel año.
Paraguay ganó 4 a 0. Jugadores del Sportivo Luqueño, campeones en 1951 y 1953, fueron los héroes de aquella épica jornada para el futbol nacional, primera victoria en el primer juego por una eliminatoria mundial que se realizó en el país (en los anteriores mundiales, 1930 y 1950, Paraguay concurrió por invitación).
Manuel Lugo, José Parodi, Silvio Parodi (luqueños) e Ireneo Hermosilla (liberteño) le anotaron los tantos al “Sapo”. Pero el gol más emblemático, no solo por ser el histórico primer tanto sino por su factura extraordinaria, lo anotó Lugo.
Fue tal la admiración que despertó su autor al después periodista, que no solo felicitó a su “verdugo” sino que comenzó a forjar con él una entrañable amistad. Ahí comenzó igualmente un rito, el que lo cultivó invariablemente las muchas veces que vino posteriormente a Asunción, ya como hombre de prensa. Cada vez que pisaba tierra guaraní, iba a visitar a Lugo en su casa de Luque.
El bueno de don Sergio lo recordó toda la vida. Y seguro que en la morada celestial lo debe seguir haciendo, al lado de tantos insignes periodistas que ya dejaron este plano terrenal y que confiamos que están allí, por su hombría de bien y haber rendido culto a la verdad como este prócer de la comunicación de Chile y América.
Este hecho, pinta de cuerpo y alma al extraordinario ser humano que fue Sergio Livingstone. Un hombre de tan grande espíritu, no podía caber sino en un corpulento físico como el que tuvo y que fue capaz de aguantar los embates de la vida hasta casi por una centuria.
Entre tantos comentarios, escritos y homenajes que inspiró, sumamos estas modestas líneas que son quizá, las más humildes expresiones de cariño que supo él granjearse en el Paraguay, donde también sentimos su partida y admiramos su grandeza.
