El boxeo paraguayo vive una perspectiva impensada e inmejorable de trascendencia internacional, por obra y gracia de un solo individuo, un verdadero fenómeno que se llama Isidro Ranoni Prieto.
El «Guerrero» como se lo ha bautizado deportivamente, ha tenido que batallar mucho para alcanzar este momento, que ha forjado lejos de su patria, a puro pulmón y por merecimiento propio más la generosa ayuda de un medio pugilístico lider en Sudamérica como el argentino y con una infraestructura absolutamente ausente en el medio nacional.
Después de ganar el titulo nacional, visionario inspirado, decidió afincarse en el vecino país donde podía encontrar el ambiente apropiado para su desarrollo como profesional.
Con paciencia y perseverancia, edificó un record impecalbe: 26 peleas, 23 victorias, 19 por KO y tres empates.
Su palmarés invicto lo arriesgó en su última presentación, frente al adversario más complicado, que había ostentado el mismo titulo (entre noviembre de 2012 y marzo del 2013), diadema que ahora posee el paraguayo y que puso en juego por cuarta vez: el cetro OMB latino.
Ranoni no sólo pasó la prueba, sino demolió literalmente al que venía con el mote de «demoledor», el brasileño Jackson Junior, sexto en el ranking mundial OMB a quien tumbó tres veces (la primera en el tercer round y las dos siguientes en el cuarto).
Isidro Ranoni Prieto, ya no es simplemente un proyecto de campeón. Es una realidad que está para desafíos superiores y si bien es mucho lo que todavía deberá andar y corregir golpe a golpe sobre los cuadriláteros y en la dura rutina del gimnasio, lo que mostró en la mejor presentación de su vida y frente al rival más difícil que hasta hoy le ha tocado, sustenta mayores esperanzas.
La categoría medio pesado tiene un monarca muy solido, el ruso de 31 años, residente en EEUU, Sergey «Krusher» Kovalev (28 combates, 27 victorias, 24 por KO), quien el sábado 14, dio otra demostración de contundencia, al vencer en Montreal, por KO en el octavo round, al haitiano residente en Canadá Jean Pascal, revalidando sus coronas OMB, FIB y AMB.
Derrocarlo es una misión sumamente complicada pero no imposible, sobre todo si Ranoni, sigue trabajando con la misma paciencia y constancia que lo hizo hasta ahora.