Por Andrés Muñoz Angamarca (Ecuador)
La Habana, Cuba, 21 de abril de 2016.- Con alegría, emoción y gozo recuerdo mi primer día de llegada a la Habana, Cuba, donde entre una de las principales actividades fue el buscar un lugar donde pueda servirme un desayuno para empezar con mi estadia, !Quién diría que me encontre con el desayuno “más caro de mi vida”.
Feliz de haber llegado a mi destino final, “El Costillar Roscinante” local de hospedaje durante mi estadía en este país,ya instalado en mi habitación y adaptándome al nuevo huso horario, en ese momento 07:30, me acerque a recepción para pedir información sobre un lugar donde pudiese desayunar. Obtuve dos opciones, solo meditabundo caminaba admirando y conociendo las primeras cuadras a mi alrededor, !el primer local cerrado! media vuelta y a buscar el siguiente local.
07:50 llegué a aquel lugar, me acerque a preguntar el menu y los precios (por supuesto yo ya contaba con el cambio de monéda, dólar – CUC),
-Tenemos pan!! respondió la camarera del restaurant,
-Pan con qué,
-Pan con jamón y el costo es de 10
-Perfecto me sirve uno, y para tomar que tiene??
-Leche!!
-Ok me sirve
Sentado en una de las mesas, reflexionaba, sacando cuentas; pensando internamente, 10 dólares me cuesta una taza de leche!?
Al terminar el desayuno me acerqué a cancelar y al pedir la cuenta; la sorpresa del momento llegó,
Son 23 pesos indicó la camarera
Con admiración le mire a los ojos y me decía, me he servido el desayuno “más caro de mi vida”… saque el dinero y cancele 23 CUC.
La respuesta de la cajera fue inmediata, ¡no, no, no puedo cobrarte demás! son 23 pesos cubanos…me quedé más confundido quizá, tome todo mi dinero, 90 CUC, y le dijée ayúdeme es todo lo que tengo!!
Muy amablemente demostrando su gentileza, cordialidad y sin aprovecharse del turista, me cobró lo justo que fue 23 pesos cubanos, es decir menos de un dólar en mi país. Al final entre risas y con la primera anécdota de mi llegada a Cuba, retorné a mi lugar de hospedaje.