Por Carolina Mitriani (Argentina) – Periodista Joven AIPS América
LIMA, Perú, 7 de julio de 2019.- Sus cabezas estaban puestas en la cancha, no en el shopping. El reloj marca pasada la hora del inicio del partido. Las chicas mastican bronca. Comprar camisetas blancas en el centro comercial más cercano se presenta como posibilidad para emparchar una nueva negligencia dirigencial de Argentina.
La salida del estadio «Dibós» tras la eliminación. 
Las jugadoras aguardando una respuesta (foto cedida por León Schesterfeld). 
La planilla entregada a la organización deportiva (gentileza de Claudio Federovsky).
El segundo encuentro de básquetbol femenino del miércoles en los Juegos Panamericanos Lima 2019 tiene que disputarse pero la ropa oficial albiceleste no aparece. Una situación insólita: las deportistas de la selección argentina no pueden jugar el encuentro frente a Colombia por no poseer la indumentaria correspondiente. Por lo tanto, se hace efectiva la firma de planilla por parte de las jugadoras para dar por sentada la victoria reglamentaria de las colombianas. Esto las imposibilita a participar del medallero olímpico, al sumarse a la derrota en el debut con Estados Unidos, y da un triste fin a su paso por la competencia más importante a nivel continental.
Las jugadoras, en plena incertidumbre (Foto de Nicolás Braicovich). 
La pista vacía. El partido no se jugó. Insólito (Foto de Nicolás Braicovich).
En contraste con el conjunto masculino de la misma disciplina -que tenía al menos siete asistentes-, no hay utilero, razón fundamental de este despropósito, pues las indumentarias no llegaron a tiempo.
Las renuncias comenzaron a aparecer a pocos minutos de la sentencia de pérdida del encuentro: Hernán Amaya (jefe de equipo) y Karina Rodríguez (Directora de Desarrollo del básquet femenino) informaron su baja. A las chicas argentinas las espera la vorágine de encontrar algo de tranquilidad ante este panorama impensado que las aleja del objetivo para el que estuvieron preparándose arduamente.
La reducción de personal en el sector de mujeres es evidente y, ante esto, los problemas no deben sorprender. La situación se repitió con el seleccionado de rugby seven, donde los chicos poseían cinco integrantes de staff y las chicas dos menos.
Sol Ordás, la remera nicoleña siempre candidata a lo más alto de los podios, es uno de los precedentes en problemas vinculados a la participación de deportistas de la patria celeste y blanca en Lima 2019. A través de un comunicado, Ordás anunció su renuncia a la selección argentina de remo en la previa de los Juegos Panamericanos. «Me parece prioritario que los dirigentes y las instituciones se hagan cargo y piensen en nosotros, los deportistas, que somos quienes ponemos el cuerpo y la cabeza todos los días», sentenció.
Su cansancio está fundamentado también en falencias o poca formación de los entrenadores «… en cuanto al trato con los deportistas. Nos exigen logros deportivos pero ¿quién nos cuida? ¿quién nos pregunta cómo nos sentimos, qué necesitamos?». La dirigencia deportiva argentina está reiterando graves olvidos respecto a las condiciones necesarias para que un atleta pueda ponerse la camiseta con total enfoque. «Detrás de esas medallas hay en la vida de un deportista muchas situaciones críticas y decisiones que se toman. ¿Acaso somos maquinas?», mencionó la gran campeona de los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires. «Hay muchos deportistas que por no ser cuidados terminan abandonando el deporte. No me gustaría ser otra más», finalizó en sus redes sociales a pocos días del comienzo de la competencia que la esperaba para seguir rompiendo récords.
Las Panteras, el equipo de voleyball femenino de Argentina, aún espera el pago correspondiente al último mundial disputado. Sus compañeros de deporte decidieron apoyarlas antes de la competencia panamericana para incentivar una respuesta que, pasado su debut, sigue sin respuesta.
El conjunto de fútbol femenino también desea ser escuchado. Su profesionalización es reciente pero la lucha data de largo tiempo y costó la desvinculación de jugadoras que presentaron reclamos a los dirigentes, además de amenazas explícitas a la jugadora Macarena Sanchez, quien protagonizó la visibilización de la problemática.
El offside argentino está claro. Resta una urgente respuesta, la puesta en marcha de un plan de contención integral de los atletas para que, como reza el refrán de los Juegos Panamericanos de Lima, juguemos todos. Que las lágrimas de los deportistas sean sólo de felicidad.
