Un hecho significativo para el boxeo paraguayo fue el que se produjo en la última velada realizada en Quilmes, provincia de Buenos Aires, donde por primera vez en la historia, tres luchadores guaraníes fueron protagonistas de los tres últimos combates de un festival rentado.
Pedro Garcia Garozzo / pggsport@cdfenix.com.py
En el duelo de fondo, el nuevo fenómeno del deporte de los puños, campeón nacional, sudamericano (Fesubox) y OMB Latino de los mediopesados, Isidro Ranoni Prieto, consiguió su victoria número 21 en 24 combates y conservó su invicto (los otros tres lances cumplidos en su brillante carrera fueron empates).
También retuvo el susodicho título OMB Latino, al ganarle por puntos en fallo unánime de los tres miembros del jurado, al campeón de la categoría inmediata inferior (Supermediano), el local Rubén «Siru» Acosta.
El semifondo tuvo como protagonista a otro deportista oriundo del Corazón de América: Ramón «Tito» Esperanza, poseedor de la corona nacional de los plumas, quien perdió por puntos en fallo dividido en la categoría super pluma ante el argentino Jorge Samuel Fredes.
Y el último preliminar de la noche, lo cumplió Arnaldo Nery Benitez, dueño del cinturón paraguayo del peso welter, quien en decisión mayoritaria superó al anfitrión Luis Moreno.
En la verdadera meca del boxeo sudamericano como es la Argentina, nunca antes se había producido el fenómeno de la presentación en la misma noche, en el mismo ring, de tres pugilistas guaraníes.
Desde los tiempos en que el mítico Luna Park, arropó al viril deporte en la Argentina y proyectó hacia títulos mundiales a figuras como Pascual Pérez, Horacio Acavallo, Nicolino Locche, Carlos Monzón, Miguel Castellini, Victor Galindez, Sergio Victor Palma, por citar a los más antiguos galardonados, fueron muy pocos, pese a la vecindad existente, los boxeadores paraguayos que se presentaron en espectáculos profesionales en Buenos Aires.
El Toro Juan Carlos Giménez, fue quien en la década de los ochenta, impactó con sus actuaciones al exigente público porteño, llegando incluso a obtener tres victorias en cinco peleas como fondista.
Coincidentemente con el borre del boxeo de las carteleras rutinarias y semanales del gran coliseo de la calle Corrientes, se produjo el advenimiento de otra figura que descolló en los años noventa, el «Indio de Oro» Dario Azuaga quien pasó a ser el gran protagonista en el estadio porteño de la FAB, donde contabilizó más de una decena de actuaciones.
En los últimos años, huérfano de figuras de relieve que siguieran la huella impresa por el Toro y el Indio, el pugilismo paraguayo ya no volvió a los primeros planos en la escena internacional, hasta que apareció este nuevo «Guerrero», que exhibe un palmarés envidiable y que renueva la esperanza de una consagración ecuménica.
El camino no será fácil. Y el experimentado Rubén Acosta dio aviso de ello al guaraní que solo había llegado a los diez rounds cuando ganó el titulo nacional el 20 de junio del 2009 ante Javier Corrales, despachando por KO a 17 de los 21 rivales a los que supo derrotar.
Incluso, por primera vez en su trayectoria profesional, se fue a la lona en el cuarto asalto, más fruto de una mala postura y baja guardia que por potencia o justeza de golpe del rival.
Isidro, no solo por el record que ostenta, sino por la seriedad con que encara su carrera, es una esperanza grande de este país, cantera inagotable de valores que sueña al conjuro de esta promesa, con la máxima gloria de una corona mundial.