Por Pedro García Garozzo – corporaciondeportivafenix@gmail.com
ASUNCIÓN, Paraguay, 30 de diciembre de 2019.- El nuevo año 2020 inicia en las efemérides deportivas de su mismísimo primer día, la evocación de un acontecimiento singular en la historia universal: el nacimiento del barón Pierre de Coubertin, el gran deportista francés, ideólogo de los Juegos Olímpicos Modernos.
Un 1 de enero de 1863 nació en París Pierre de Fredy, barón de Coubertin.
La personalidad de este verdadero prócer de la dirigencia deportiva mundial, creador del Movimiento Olímpico, a medida que transcurre el tiempo cobra mayor notoriedad y resonancia..
Su conocimiento y la valoración de su obra tardó todavía mucho más en encarnarse en el corazón del deportista paraguayo.
Recién fue en 1968 cuando un atleta nacional intervino por vez primera en unos Juegos Olimpicos (los de México). Pero nuestro Comité Olímpico Paraguayo, que hoy es motivo de orgullo nacional, recién vería la luz el 11 de agosto 1970.
Mucho se ha enfatizado, que la primera intervención paraguaya en unos Juegos Olímpicos fue en 1968, con Rodolfo Da Ponte, el esgrimista que viajó con su padre, el profesor del mismo nombre, como entrenador y con el delegado del entonces Consejo Nacional de Deportes, Eutimio J. Franco.
Y en realidad es así. El esgrimista histórico fue el primer protagonista en la arena competitiva que marcó la presencia de Paraguay en unos juegos.
Pero antes, en 1948, en los Juegos de Londres de aquel año, se registró una intervención en el marco de la olimpiada cultural, que así como en la netamente deportiva, forma parte de estos grandes eventos cuatrienales.
La capital británica quería llevar a cabo una olimpiada para la historia, apenas tres años después de culminar la terrible segunda guerra mundial y batir el récord de países concurrentes. Para ello, su comité organizador solicitó la ayuda de los representantes diplomáticos del Reino Unido, en aquellas naciones que no habían aún formado parte de los Juegos, para que tramitaran su participación.
En Paraguay, la embajada británica no pudo conseguir que algún deportista nacional viaje a Inglaterra. Era tal la ignorancia de la magnitud del evento en nuestro ambiente deportivo, que la misión resultó imposible, ante la insensibilidad y la carencia de medios de nuestras autoridades de aquella época de obscuridad en nuestra historia nacional, apenas trece años después de la culminación de la epopeya del Chaco y sumido el país un año antes en la más cruenta de las guerras civiles que le tocó vivir.
Entonces, buscó la forma de salvar esa lamentable ausencia, con una representación cultural, artística o musical.
Y fue allí que se concretó la participación de un conjunto inédito e irrepetible, para que Paraguay forme parte de una olimpiada, por primera vez, con el denominado «Trio Olímpico» de Eladio Martínez, el Grande, con el arpa de Albino Quiñónez y Emigdio Ayala Báez.
Don Eladio trascendió todavía más como autor, ligado al deporte, creando quizá la más bella de las múltiples composiciones musicales dedicadas al club de sus amores, el Olimpia, lanzó a la consideración del público en coincidencia con la disputa en el estadio Comuneros de Asunción del Sudamricano de básquetbol de clubes campeones, que ganó el Sirio de Brasil y en el que justamente el franjeado fue el representante nacional.
También dejó para la posteridad una hermosa obra resaltando la conquista de las primeras mujeres deportistas que dieron un titulo continental de selecciones al deporte Paraguay, las campeonas sudamericanas be básquetbol de 1952, aquellas gloriosas «panteras que se escaparon de nuestra selva, para batirse en limpia lucha sin dar cuartel», como rezan parte de sus inspirados versos.
Los mármoles hoy recuerdan por otra parte a otro de los integrantes de aquel emblemático «Trío Olímpico», Albino Quiñonez, cuya figura quedó plasmada en una estatua en Salto del Guairá (donde falleció el 30 de agosto de 2018 a los 91 años) con un monumento que perpetua su ilustre memoria en una de las más céntricas zonas de la localidad donde se lo considera como todo un héroe civil.
De aquel tímido y retardado arranque de la actividad olímpica en nuestro país, a la realidad de un presente espléndido, ha transcurrido ya medio siglo.
Este 2020 que inicia su recorrido, registrará el 11 de agosto el cincuentenario de la fundación del Comité Olímpico Paraguayo, en una etapa de franco progreso institucional, con un creciente parque dotado de diversos implantes de primer mundo, que se prepara con vistas al que será el primer gran acontecimiento polideportivo de rango olímpico (los Juegos Odesur 2022).
Volviendo a Coubertin, su idea se hizo realidad el 6 de abril de 1896 cuando se cumplieron los I Juegos Olímpicos de la Era Moderna.
El gran paso para el logro de este objetivo, se dio el 23 de junio de 1894 cuando tuvo su génesis, el Comité Olímpico Internacional.
Todo comenzó con el nacimiento de este gran varón, con el arranque mismo de 1863.