Por Jorge Barraza – jorgescansich@gmail.com
(Artículo publicado el 9 de mayo de 2016 por el diario El Tiempo de Bogotá).- «Nunca se vio un suceso así en la Feria del Libro», nos confiaba un ejecutivo de Editorial Planeta este viernes último, justamente allí, en la 42ª. edición de la Feria de Buenos Aires. Lo repetían también libreros y personeros de la industria del libro. Se referían al inédito suceso que despertó la presentación y posterior firma de ejemplares de «Yo, el Bocha», la autobiografía de Ricardo Bochini, un ídolo notable de Independiente, sin duda el tercer exponente más grande -detrás de Messi y Maradona- del balompié albiceleste de los últimos cincuenta o sesenta años. La colega Jessica San Martín, en una columna titulada «El genio imposible», lo define con justeza: «El crack más inexplicable del fútbol argentino: pinta no, físico no, potencia no. Talento puro. Magia. Un jugador silencioso, introvertido, incapaz de demagogia, que a pesar de todo se convirtió en un ídolo gigantesco».
Miles de personas acudieron al lanzamiento o bien para comprar el libro y que Bochini se los firmara. La feria cerró a las diez de la noche, pero Bocha debió quedarse hasta las 23:30 dedicando ejemplares. Y estamos hablando de un futbolista que se retiró hace justo veinticinco años. «Para Gabriel Rolón, el escritor que más vende aquí, se traen 300 libros y alcanzan, para Bochini trajimos 1.000 y se agotaron desde muy temprano», contaba una fuente de la editorial. A la misma hora, Quino también generaba colas para autografiar diversas ediciones de su Mafalda, y Vargas Llosa congregaba otro gentío en el estreno de «Cinco esquinas», su última ficción, aunque ninguno se acercó a la atracción suscitada por Bochini.
Hablábamos con Mauro Medvetkin, editor y propietario de Librofútbol, uno los espacios más visitados de la muestra. Narraba que comenzaron tímidamente hace una década con cuatro o cinco obras y hoy ya tienen 700 títulos, muchos de edición propia, otros simplemente comercializados. Cuesta imaginarlo: ¡700 publicaciones sólo de fútbol…! Historias de clubes, memorias de futbolistas, novelas, cuentos, biografías, ensayos, libros estadísticos, crónicas de alguna epopeya, métodos de entrenamiento, psicología deportiva, márketing… Y el pensamiento de figuras como Guardiola, Valdano, Bielsa, etcétera. Uno de los más vendidos es «la Libreta de Osorio», el carismático entrenador colombiano hoy al mando de la Selección de México. Su sistema es visto como revolucionario. «De México nos hicieron un pedido inicial de 500 ejemplares», informa Mauro. Y ya se enviaron. Miscelánea: la portada del libro es fantásticamente descriptiva; una foto de Osorio arrodillado sobre el césped en su clásica pose mientras anota nombres y jugadas. Y el fondo semeja una libreta de apuntes. Originalidad y buen gusto.
Hasta hace muy poco este fenómeno de profusión era impensable. Había un abismo entre la literatura y la pelota. Hoy es un suceso. Todas las editoriales publican sobre fútbol. Y resulta un gran negocio también: con el libro de Martín Palermo, goleador de Boca Juniors, Planeta vendió 50.000 ejemplares, una cifra importante. Y con el de Bochini esperan satisfacciones grandes también. Antes publicaron las autobiografías de Maradona y del Kun Agüero.
Y hay buenos textos. ¡Vaya que sí…! El propio Vargas Llosa, que se enorgullece de pocas cosas como de ser hincha de Universitario y haber jugado en calichines de la ‘U’, hace un extraordinario elogio a los textos balompédicos. «La crítica del fútbol es también una formidable maquinaria creadora de mitos, un espléndido surtidor de irrealidades que alimenta el apetito imaginario de vastas multitudes…», dice el peruano universal.
Sigue el Nobel: «En nuestros días, gracias a la demanda multitudinaria de ese público imantado por el fútbol, que quiere ver fútbol no solo en los estadios sino también en los diarios, las radios, la televisión, la crítica del balompié rompió ya con el realismo y accedió a ese estadio superior de la escritura, que es la creación de mitos. Sin temor a exagerar se puede decir que es regla casi general que las páginas deportivas sean las más vitales e imaginativas de diarios y revistas, aquellas en las que el periodista muestra una libertad y una audacia estilística mayores. Lo mismo se puede decir del comentarista radial de fútbol, que, si es bueno, va enriqueciendo con sus palabras aquello que transmite, como un trovador medieval transformaba en sus versos los amores o las batallas que cantaba. El comentarista de televisión, en cambio, está embridado por la presencia de la imagen, que lo ata a la realidad del partido».
El autor de «Conversación en La Catedral» apologiza la crónica futbolera sin remilgos: «Se podría hacer una linda antología de críticas de fútbol, mostrando cómo los periodistas-ficcionistas apelan, con instinto poético envidiable, para describir los partidos, a los más diversos arsenales retóricos, y que hay encuentros reseñados como un espectáculo musical, como una comedia de disparates, como una tragedia griega, como una hazaña épica o como una catástrofe militar. Gracias al fútbol, la literatura de ficción contemporánea se ha enriquecido con un aporte tan simpático como inesperado: las secciones deportivas de la prensa… Jóvenes estudiantes de Literatura: para comprobar prácticamente cómo la buena literatura transforma la experiencia real en mito, ¡lean las crónicas del fútbol!»
Nos sonroja, Mario.
No obstante, más allá de cualidades literarias, el gol más notable del fútbol en estos tiempos es acercar a los jóvenes a la lectura. Una monumental contribución. La vida circula hacia adelante y los adolescentes de hoy serán los líderes del mañana. No hay formación posible sin la lectura. La capacitación y el conocimiento empiezan por ahí. Los chicos se acercan a las Ferias del Libro y se detienen frente a los volúmenes futboleros. Se interesan por ellos, los compran… ¡Y los leen! Tal interés les enseña a descubrir el libro, perderle el temor e iniciarse en la lectura. Es el gran triunfo del balón de la raya de cal hacia afuera.