Por Paola Pérez (Bolivia) – Periodista Joven AIPS América 2019
LIMA, Perú, 29 de julio de 2019.- Federico Molinari entrena todo el año para participar en Perú y otros países, según el calendario de competencia en gimnasia. Caio Souza compitió en Cochabamba 2018, donde obtuvo una medalla de plata, y después de eso continuó con su preparación para Lima 2019. El chileno, Tomás González, tuvo una preparación similar con miras a estas justas deportivas. Quizás para muchos, un tiempo extenso de preparación es algo lógico considerando el nivel y exigencia que significa la competencia previa a Tokio 2020 dentro el ciclo olímpico, pero esta obviedad no se dio con el boliviano Gustavo Cumali.
Gustavo es paceño y tiene 22 años. Es cadete, estudia en el colegio militar de La Paz, Bolivia, y se preparó con dos meses de anticipación para competir en los XVIII Juegos Panamericanos Lima 2019. “No tengo mucho tiempo de entrenamiento; me dieron dos meses de permiso para prepararme”, dice.
Él representa un elemento muy común en los deportistas bolivianos, quienes llegan casi con lo justo a un evento de la magnitud que se vive en Perú. Con permisos en el trabajo o en la universidad, donde se preparan para posteriormente trabajar en otra área que no sea la deportiva. Pensar en competir y representar al país y que a partir de esto puedan generar recursos es algo utópico.
Por eso, participar en eventos de este tipo se acerca mucho a cumplir un sueño temporal que va más allá del resultado que se pueda lograr. Gustavo clasificó a este evento en septiembre del año pasado tras su participación en el Campeonato Panamericano de Gimnasia Artística Lima 2018, pero a su retorno a Bolivia tenía que continuar estudiando y esperar a que llegue mayo para meterse por completo nuevamente en la gimnasia.
Es consciente que fue poco el tiempo de preparación para llegar a sus primeros Juegos Panamericanos. Admite que estaba nervioso, y es que no es para menos si toma en cuenta que competirá ante campeones panamericanos y con amplio recorrido en Juegos Olímpicos. Los nervios fueron evidentes cuando falló en el calentamiento para la prueba en la barra y, ya en competencia, cometió la misma falla.
Pero más allá del resultado obtenido (quedó último con 57.725 puntos), siente que la experiencia de ver competir a gimnastas de alto nivel es positiva para su carrera deportiva, aspecto que lo impulsa a seguir. “Antes yo veía el nivel muy alto. No estoy tan lejos en algunos aparatos, es un tema de apoyo y condiciones para la disciplina”, comenta con una sonrisa algo tímida, pues los nervios de la competencia aun se hacen evidentes.
Sueña con llegar al mundial en Stuttgart, Alemania; pero también aterriza cuando recuerda el costo que implicará viajar al viejo continente. Sin embargo, soñar no cuesta nada. Ya soñó con llegar a los Panamericanos y hoy se hizo realidad. Quizás no sea en Stuttgart, pero si es que llega el momento en una futura sede del mundial de gimnasia artística, Gustavo también sueña con otra cosa: que sean más de dos meses de preparación.