Por Pedro Garcia Garozzo – corporaciondeportivafenix@gmail.com
ASUNCIÓN, Paraguay, 25 de diciembre de 2018.- En el cada vez más desenfrenado devenir de los días, los meses y los años, termina un 2018 que nos presentó una temporada con la consabida mezcla de ingredientes de buenos y malos momentos, como siempre. Pero algunos, de los que quedaron eclipsados y hasta casi anónimos, no pueden dejar de considerarse, aunque haya pasado casi un año entero de lo ocurrido, por su trascendencia significativa, envuelta en un manto de indiferencia avasallante, en medio de esa casi delirante, acelerada e incontenible catarata de sucesivos acontecimientos precitados.
En enero de este 2018 se produjo un hecho lamentable para el periodismo argentino en particular, sudamericano por proximidad y afinidad y mundial por trayectoria secular de tradición incomparable que le hizo disfrutar del justificado mote de «biblia del deporte».
La revista El Grafico, el mayor referente histórico del periodismo impreso de la Argentina, apareció por ultima vez completando 4.489 ediciones, a menos de un año y medio de convertirse en centenaria.
Su frecuencia ya había dejado de ser semanal, para convertirse en mensual ante la crisis económica que atravesaba y que obligaron a limitar su circulación a partir del año 2002.
Argentina, preocupada es cierto, por muchos frentes que no sabe como afrontar su propio gobierno, no se inmutó ante la pérdida de un verdadero paradigma de su deporte.
Lo peor es justamente eso, que no hubo la más mínima repercusión ante tamaño hecho. La prueba es que muchos – con vergüenza admito integrar estas filas – ni se percataron de lo que había pasado.
En mi caso particular, pude enterarme de lo ocurrido cuando un querido amigo y ex compañero de colegio me llamó para preguntarme: «Cómo puedo hacer para conseguir el último número de El Gráfico? Pasé por kioscos y me dijeron que hace tiempo ya no viene»
Felix Navoni, en cuyas venas fluye sangre de deportista y comunicador, por poco no fue corriendo a buscar la revista para empaparse de los comentarios y notas de una final sui generis de la copa Libertadores, como tan bien lo sabía hacer en circunstancias similares de tamaña magnitud, este singular medio hoy ya extinto.
Entendí su actitud porque a mi me pasaba lo mismo. Cuando todavía podíamos darnos el lujo de comprar la revista en casa, la coleccionábamos. Después, en una de mis épocas de crisis, mi tio Andrés García (el mismo que fue factor determinante para que mi padre abrazara el periodismo y fuera mi gran mentor) me la enviaba desde Clorinda, atrasada pero con el gran valor de sus notas escritas por verdaderos maestros de la pluma, lo que eclipsaba plenamente la necesidad de lo vigente, actual y urgente.
Después cambiaron nuestras costumbres de lectura y búsqueda de información deportiva. Como internautas priorizamos lo inmediato. Las redes nos abrieron en abanico cientos de alternativas y ya no había tiempo para los análisis profundos que dejamos de lado.
Pero a la hora por un acontecimiento cumbre como una Libertadores diferente, junto a mi amigo Félix, volvimos a buscar la excelencia de una pieza de colección. Y fuimos en pos de un Gráfico ya inexistente.
Urgamos en internet y así nos vinimos a enterar de lo que pasó contemplando pasmados el certificado de defunción escrito por la empresa editora, que no alcanzaba para llenar ni la mitad de una cuartilla.
Ya en esta parte del mundo, no deberían extrañarnos estos hechos, como la citada reciente atípica final de copa Libertadores de América, disputada en Madrid, que consagró como campeón a River Plate de Buenos Aires, que en si misma albergó especiales e inéditos matices.
CONMEBOL añadió un capitulo más a los que ya había ofrecido en materia de situaciones inverosímiles, con desenfadada irreverencia geográfica. Como ejemplo basta el más significativo de todos: la copa América 1999 que tuvo como protagonista a una selección del Japón. Esta vez se vio forzada a llevar la final de su máximo certamen de clubes a otro continente, adonde fue a parar la fiesta de su campeonato estelar que con el nombre de quienes dieron libertad a los pueblos que estaban sometidos por el yugo español, buscando refugio justamente en la Madre Patria.
Fue hasta vergonzoso que tamaño acontecimiento tuviera que buscar refugio lo más lejos posible de esta verdadera plaga que son las barras criminales (el calificativo de bravas les queda demasiado corto) después de sucesivos y fallidos intentos de cumplir el espectáculo donde debió ser, el Monumental de Núñez.
Es cierto que hoy, el creciente y absorbente mundo cibernético y el cada vez más intenso reinado de las plataformas digitales, han producido un cambio radical en las costumbres del publico receptor de los medios de información. Esta realidad se ha traducido en cierres de añejos periódicos en estos últimos tiempos en la propia Argentina, como los diarios «Buenos Aires Herald» y «La Razón» así como la agencia «Diarios y Noticias» lo que motivó un alarmante pronunciamiento del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) revelando que más de 2.600 trabajadores de prensa quedaron sin empleo en los últimos dos años debido al cierre de decenas de medios de comunicación o a la reducción de redactores profesionales.
La propia revista, El Gráfico, ícono del periodismo escrito, que hoy se limita a una web más que nada alegórica, con contenidos históricos y links audiovisuales, comenzó a percatarse de la necesidad de ayornarse a nuevos formatos cuando lanzó en los años ochenta un cassette con audios de los más grandes logros del deporte argentino, presentado por el célebre comunicador uruguayo Viíctor Hugo Morales. Y conste que en ese tiempo, cuando la selección albiceleste ganó el mundial de Mexico 86, alcanzó la cifra record de venta que rozó los setecientos mil ejemplares.
El aludido comunicado oficial fue más que lacónico, distando miriámetros en su contenido, comparando las riquísimas piezas literarias de verdaderos íconos del periodismo como entre otros tantos lo fueron Borocotó, Frascara, Panzeri, El Veco, Hernandez, Ardizone, Juvenal, Robinson, Irusta y Orcasitas, el ideólogo de la Liga Nacional de Basquetbol rioplatense, junto a Leon Najnudel. Evidentemente, estuvo impregnada por la frialdad con la que puede escribir un calculador empresario y desprovista de la calidez que solo le puede imprimir un periodista. «Torneos (la ultima dueña de la revista) lamenta informar que decidió discontinuar la versión impresa de la revista El Gráfico. Esta triste decisión se tomó en un contexto global de decreciente consumo de medios impresos que afectó a nuestra revista» reza el informe.
Al menos, en su parte final dejó abierta la posibilidad de encarar «otras alternativas para que El Gráfico pueda seguir generando contenidos e información fuera de su formato tradicional»
Ojalá que quienes hoy manejan apenas un sitio web más entre los millones que existen, al menos se animen a publicar un anuario. Sería bueno que ello pudiera ocurrir cuando el 30 del mayo del nuevo año, se cumpla el centenario de la aparición de aquel primer ejemplar por entonces publicado por Editorial Atlántida, bajo la dirección del celebre escritor y empresario uruguayo Constancio C. Vigil.