Por Enrique Montesinos Delvaty – enriquemontesinos@gmail.com 

Río de Janeiro, Brasil, 21 de agosto de 2016.- Hasta casi el comienzo de la mismísima ceremonia de clausura hubo acción, proeza y drama en los Juegos de la XXXI Olimpiada Río 2016. Desenlaces rebosantes de alegría y satisfacción para el deporte en América.

Otro júbilo brasileño y continental fue proporcionado por el voleibol masculino.

La victoria del sexteto varonil brasileño en vóleibol pusode nuevo a vibrar al Gigante Sudamericano. Tres peleados sets frente a Italia, los dos últimos 28-26 y 26-24. Antes el bronce asegurado por Estados Unidos versus Rusia.

Estados Unidos dejó a Serbia con los deseos en el certamen varonil del emocionante deporte de las cestas, donde también se llevó el cetro femenino, y cerró el torneo boxístico con la corona de Claressa Maria Shields en peso medio, para totalizar 46 premios de oro, exactamente los mismos válidos en Londres 2012 y comandar el medallero general más numeroso de la historia no por cantidad de premios, sino de países premiados con 87 ganadores de al menos un bronce frente a 85 hace cuatro años. Puede haber incidido la exclusión de atletas rusos. En muchas disciplinas el hecho facilitó oportunidades a terceros que no la tenían.

Lo primero que salta a la vista es la presencia de 14 naciones americanas entre las 87 del total de 206 participantes más el singular equipo de Refugiados. De las 15 que aparecieron en Londres solo se quedó fuera esta vez Guatemala.

En una gráfica comparativa se notan los aspectos siguientes:

Estados Unidos conquistó más del 50 por ciento de las doradas americanas, 46 vs. 30 el resto. También aumentó en 17 su total de tres colores hace cuatro años.

Como anfitrión Brasil hizo galas también en lo competitivo y clasificó segundo de América en el puesto 13 general. Solo totalizó dos medallas más que en Londres, pero el favorable aumento a siete títulos decidió en el avance desde el puesto 22 anterior.

Jamaica, de la mano del grandioso Usaint Bolt y de la nueva reina de la velocidad femenina Elaine Thompson, se mantuvo estable, con una menos en total pero favorable mudanza de cuatro a seis oros, cinco atribuidos a los estelares mencionados.

Cuba permaneció en la misma línea de estabilidad entre los veinte primeros. Igual número de oros, aunque tres menos en total. Y Canadá cerró el grupo de vanguardia. Observen que después de Estados Unidos es el más ganador de medallas de los tres colores, solo que les faltan los ases capaces de llegar a lo más alto. Los cuatro de Río frente a solo uno en Londres le permitieron ascender del lugar 36 al 20 en el ordenamiento por oros.

El sambódromo, los maratonistas y las típicas viviendas. Atractiva imagen del Río olímpico 2016.

Colombianos y argentinos se agenciaron las mismas medallas de hace cuatro años, pero modificar una máxima por tres les proporcionó mejores ubicaciones, lo mismo que a Puerto Rico con su primer oro histórico de la tenista Mónica Puig. Bahamas volvió a ganar un oro y añadió un bronce.

Luego aparece el quinteto de los que sufrieron pequeñas reducciones, aunque continuaron apareciendo en la tabla de medallas, a diferencia de Guatemala.

México no pudo colgarse ningún cetro como el londinense de fútbol y bajó en dos medallas su total. Venezuela ganó tres, pero ninguna tan valiosa como la solitaria del esgrimista Rubén Limardo en Londres. El mismo corredor de 400 metros, Kirani James, cedió oro por plata para Granada, pero qué iba a hacer frente al descomunal 43.03 del sudafricano Van Niekerk. También se le escurrieron los campeones a República Dominicana y Trinidad y Tobago.

En general, el resto de América (sin Estados Unidos) se benefició de los Juegos en este lado del planeta al conquistar nueve de oro más. Pero tres menos en total.

Fueron unos Juegos pletóricos de emociones por resultar reñida la confrontación de la cual emergieron nada menos que 19 récords mundiales y en 65 oportunidades fueron mejorados los topes olímpicos en deportes de tiempos y marcas. América finalmente pudo emerger triunfante en el fraternal diferendo con el deporte de Asia, adjudicándose el 22 por ciento de las medallas repartidas frente al 21, ambas detrás del continente europeo, usual líder esta vez con el 47 por ciento.

Europa estuvo encabezada por Gran Bretaña, 27-23-17=67, ocupante de un segundo lugar inédito no concretado ni como sede hace cuatro años, pero sin lugar a dudas resaca de lo bueno que en desarrollo deportivo le dejó esa cita al Reino Unido. Clasificó en cuarto lugar Rusia (19-18-19=56), pese a su maltrecha delegación, y quinta apareció Alemania (17-10-15=42). Séptima Francia (10-18-14=42) y novena Italia (8-12-8=28) redondearon la punta de lanza del llamado viejo continente. Australia, la máxima representante de Oceanía, cerró el cuadro vanguardista de los diez primeros, con 11-8-10=29 premios.

China ratificó su condición de estandarte asiático, emplazada en tercer lugar, si bien era la favorita para escoltar a Estados Unidos. Totalizó 70 medallas (26-18-26), continentalmente delante de Japón, el anfitrión de 2020, ubicado en el importante sexto escaño con 12-8-21=41 preseas, y de Corea del Sur (9-3-9=21), bien colocada en la octava posición.

Río 2016 ya es historia. La XXXI Olimpiada de la Era Moderna. Los primeros Juegos celebrados en Sudamérica y los segundos de América Latina pertenecen al legado histórico del movimiento deportivo internacional para las futuras generaciones.

Cerraron las imaginarias cortinas olímpicas del gran capítulo brasileño en otra noche histórica de “encerramento” en suelo carioca, sobre la grama del mítico estadio Maracaná, templo del fútbol, donde dejó de arder lentamente la llama del pebetero símbolo de acción, y también de paz y confraternidad, encendido allí mismo el pasado 5 de agosto.

El escenario sirvió de marco para premiar a los maratonistas de oro, plata y bronce y también pasar el relevo a la gran capital japonesa, Tokio, elegida para organizar la siguiente edición veraniega en el año 2020.

En Río no todo fue maravilloso, porque la perfección no existe y menos en menesteres organizativos para un país primerizo. Pero maravilló la manera en que se esmeraron para sortear las dificultades, por cumplir, por quedar bien con los visitantes.

Por eso compartimos la idea del alemán Thomas Bach, titular del Comité Olímpico Internacional, expresada en el acto de clausura: “Llegamos como huéspedes, nos vamos como amigos”.