Los medios se están reinventando, presionados por el desarrollo e impacto de la globalización del deporte, de las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC), y de la aparición de nuevas plataformas. Todos estos factores están alterando a las tradicionales rutinas de trabajo del periodista deportivo

Por William Ricardo Zambrano

Periodista deportivo, doctor, docente e investigador.

“Nuestra profesión necesita nuevas fuerzas, nuevos puntos de vista, nuevas imaginaciones”: RyszaRd KapuścińsKi

El deporte ha sido por mucho tiempo una válvula de escape para la humanidad. Esto es visible desde la época de los romanos, con sus grandes gladiadores en El Coliseo, hasta nuestros días, con la perfección técnica de los deportistas de alto rendimiento en los diversos escenarios. López (2009) recuerda que desde hace décadas, y cada vez con mayor fuerza, complejidad e insistencia, el fenómeno deportivo nos acompaña, no importa la nación en la que hoy se viva, la raza, el género, la clase social o el grupo étnico al que hoy se pertenezca. (p. 1)

No “interesa el idioma que se hable, ni la religión que se practique, la ideología política que se defienda o el estilo de vida que se lleve” (Martínez, 2019). Henríquez (2016) afirma que el deporte colabora de manera sustancial a la formación de espacios en los que las personas logran establecer lazos, comparten y aprenden de la otredad, para reconocer en la diferencia las fortalezas y oportunidad en ellos mismos. Domínguez (2009, p.22) expresa que “el deporte tiene una cuádruple espectacularidad”. La primera de ellas hace referencia a que “cubrir el evento deportivo, como mero acontecimiento singular, envuelve ya un cierto espectáculo que llama la atención”. El deporte encuentra un espacio propicio para brindar una distracción que permite evadir los problemas cotidianos y, a su vez, genera un interés similar a lo que hoy provoca el juego.

La segunda espectacularidad consiste en que los actores deportivos reúnen multitudes en los diferentes escenarios “para presenciar el infalible espectáculo de una lucha, sea esta por superar un determinado desafío, la disputa requerida para llegar a una primera posición, o la continua lucha entre pares, es decir, la representación de la competencia” (Pérez, 2009, p. 34).

Una tercera perspectiva de lo espectacular se suma a estos rasgos de información entretenida que es la construcción de la noticia deportiva es, como lo señala Boni (2016, p.21), que “es espectáculo, porque, aparte del acontecimiento de facto espectacular, necesita de ciertas técnicas para configurar el hecho noticioso”.

El cuarto aspecto hace referencia a que los deportes siguen siendo espectaculares, “dignos de atracción general para los medios de comunicación, mientras persista la curiosidad natural por saber quién es el mejor, y para determinarlo, el último árbitro ha venido a ser el periodismo deportivo” (Domínguez, 2009, p. 19).

El rol de los medios de comunicación y la práctica del periodismo, en este caso el deportivo, son fuentes “autorizadas para que los ciudadanos adquieran la información necesaria para ilustrarse, tomar decisiones y cimentar sus juicios de valor” (Zitzmann, 2020, p.1). En ese sentido, el deporte se convierte en una esperanza recreativa y de ocio, que contribuye al esparcimiento y distracción de la sociedad. El deporte está aquí y en todo el planeta. Es un agente socializador, un espectáculo, un estilo de vida, un conjunto de valores, una fuente de orgullo nacional, una configuración identitaria, una narrativa dramático-mediática y una rentabilidad económica para la mayoría de sectores. El deporte se ha constituido en uno de los fenómenos más populares de nuestro tiempo y en una realidad contemporánea. Según Alabarces (2009), el deporte se ubica como un generador de cambios sociales que se sitúa en la diversa posibilidad transformadora de los diferentes actores que convergen en esta dinámica social: deportistas, entrenadores, directivos, empresarios, espectadores, periodistas y medios de comunicación.

Dichos protagonistas son fuentes inagotables para los medios de comunicación y periodistas que narran y cuentan las victorias y derrotas de los deportistas, sus bon- dades y maldades, sus éxitos y fracasos, su suerte y desgracia, sus recuerdos y olvidos, etc. Estos relatos concitan el interés de periodistas para ser contados a partir de análisis, expresiones, lenguajes y discursos que forman contenidos presentados y transmitidos en los medios de comunicación a diferentes audiencias.

La sinergia entre deporte como espectáculo, periodismo deportivo, medios de comunicación y audiencias se constituye en un fenómeno social por la pasión, emoción y popularidad que viven los espectadores. Estos últimos ya casi no asisten masivamente a los diferentes escenarios, sino que se enteran a través de los medios tradicionales o digitales. En ese sentido, el deporte genera múltiples programas, transmisiones, cubrimiento global, producción y alto impacto económico.

En esta línea, los medios de comunicación se vuelven protagonistas del deporte, no solo como intérpretes o informadores, sino como auténticos coautores entre deportistas y periodistas. Este fenómeno ha conllevado a una transformación y adaptación de la profesión, dadas las prioridades de cada medio por obtener el mayor índice de audiencia. Los medios de comunicación adquieren distintas formas para producir contenidos no tan diferenciados y más bien repetidos, que responden a misiones e intereses específicos de cada uno de ellos; por esto se convierten en cajas de resonancia de procesos periodísticos tradicionales.

En ese contexto, los medios se están reinventando, presionados por el desarrollo e impacto de la globalización del deporte, de las tecnologías de información y de las comunicaciones (TIC), y de la aparición de nuevas plataformas. Todos estos factores están alterando a las tradicionales rutinas de trabajo del periodista deportivo, a los contenidos, producción, distribución y consumo de información.

Este nuevo escenario está marcado por la convergencia digital en sus distintas dimensiones, entre ellas, la multiplicación de nuevas herramientas y formatos de recepción, difusión e interacción. Este movimiento demanda de profesionales aptos, con bagaje cultural deportivo, para afrontar esta revolución mediática, desde una perspectiva social, humanística y tecnológica.

Así las cosas, es posible afirmar que estamos frente a la evolución del ecosistema comunicativo, lo que exige comprender qué está ocurriendo en el periodismo deportivo mediático. Este, además de tener en cuenta las vertiginosas innovaciones tecnológicas introduce otras formas de comunicación basadas en la producción de contenidos tras media, en la gestión de la información, en crear nuevos lenguajes y narrativas interactivas. Además, ese nuevo ecosistema dinamiza géneros periodísticos con expansión de navegación e hipertextualidad, y exige entablar nuevas relaciones entre las audiencias segmentadas y públicos en general.

Estos paradigmas mencionados evidencian que, para los medios de información y el periodismo deportivo, es necesario que todos los actores se adapten a estas dinámicas y tendencias, y se reconozcan como pertenecientes a ese ecosistema. Es necesario que los profesionales de este gremio produzcan contenidos especializados. Pero, también se requiere de medios de comunicación serios y sin sesgos políticos, que contribuyan incondicionalmente a la construcción de país, sumado a un espectáculo deportivo de altura. Con estos elementos se crea un todo orientado a suplir los intereses de los usuarios, cada vez más exigentes y críticos.

La gran tarea es lograr que estas condiciones se cumplan que, porque la profesión está sufriendo una metamorfosis, que puede conducir al afán económico y a la inmediatez de los medios de comunicación, lo que podría derivarse en la baja calidad de la información y en el análisis de los hechos. Como consecuencia de lo mencionado, el periodista deportivo puede perder, en gran parte, la originalidad, creatividad y admiración que lo caracterizan.

Molina (2009) expresa que el periodismo deportivo es la primera expresión acabada del periodismo especializado. Sin embargo, constituye una de las modalidades periodísticas que menos ha evolucionado con el paso del tiempo. Angulo (2014) acota que al periodista deportivo se le cuestiona por la calidad de su trabajo, dado que se lo concibe como un profesional superficial y apasionado, con poco interés por respetar las normas idiomáticas y, menos aún, por conservar la ética fundada en la veracidad, la independencia y la responsabilidad social.

Hasta el momento apenas existen limitados estudios respecto de los medios de comunicación deportivos, por lo que es necesario cubrir ese vacío, tema que abordo en mi libro Periodismo Deportivo en la Convergencia Digital.

Próxima edición: ¿cuáles son las nuevas competencias profesionales del periodista deportivo para enfrentar la transformación de los medios de comunicación, dada la convergencia digital y la globalización del deporte?

Referencias

-López, J. (2009). Presentación (Dossier” Deporte, Cultura y Comunicación”). Razón y Palabra, 14(69). 

-Domínguez, P. (2009). Ensayo sobre la cuádruple espectacularidad del periodismo deportivo. Deporte, Cul tura y Comunicación, Número 14 (69), Razón y Palabra Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación www.razonypalabra.org.mx.

-Henríquez, A. (2016). Deporte, política y comunicación, México. Trillas.

-Pérez, J. (2009). Ensayo sobre la cuádruple espectacularidad del periodismo deportivo. Razón y palabra, 14(69).

-Zitzmann, W. (2020, febrero 8, El Tiempo). Evolución, rol y responsabilidad de los medios de infor- mación. https://www.eltiempo.com/cultura/musica-y-libros/evolucion-rol-y-responsabili- dad-de-los-medios-de-informacion-460080

-Alabarces, P. (2009). El deporte en América Latina. Razón y palabra, 14(69), 1-19. http://biblioteca.clac- so.edu.ar/clacso/gt/20100921122900/Peligro.pdf#page=9