Por Osniel Velasco Hernández – Cuba – osniel.velazco10@gmail.com

LA HABANA, Cuba, 24 de abril de 2017.– La noticia de que recibiríamos un lugar en los palcos del Coliseo de la Ciudad Deportiva para la Serie Mundial de Boxeo, mantuvo altas las expectativas, durante toda la semana, de los participantes en el XII Postgrado de Periodismo Deportivo, impartido por el habanero Instituto Internacional de Periodismo José Martí.

Al llegar el día señalado no había otro tema de conversación fuera de clases. A la hora acordada nos reunimos en la recepción de la residencia y ultimamos los detalles para partir.

El microbús que nos trasladaba parecía un hervidero de pasiones deportivas, el fútbol no perdía el protagonismo ni siquiera de camino a un cartel de boxeo. Cuando por fin nos pusimos en camino, los colegas de visita en Cuba lanzan preguntas en ráfagas sobre La Habana, el Coliseo y la trayectoria de los boxeadores cubanos.

Muchos de los amigos extranjeros quedaron impresionados por la arquitectura y el tamaño de la instalación deportiva de Vía Blanca y Boyeros. En su interior, las fotos de los grandes deportistas de la mayor de las Antillas despertaron nuevamente el interés de nuestros huéspedes y solo preguntaban por cuántos títulos ganó Teófilo Stevenson o María Caridad Colón.

No faltaron las instantáneas para el recuerdo. Las redes sociales serían testigos de su reconocimiento a los grandes campeones cubanos y a nuestro movimiento deportivo. Aún no nos sentamos en las gradas y ya hay más de un emocionado. Muchos nunca han visto un cartel de boxeo en vivo, pues el fútbol inunda sus vidas y sus pantallas.

Las luces sobre el cuadrilátero presagiaban un gran espectáculo y la foto colectiva –casi obligada en estos casos- dejó el escenario listo para el enfrentamiento entre los Domadores de Cuba y los Heroicos de Colombia. Antes de comenzar Julián y Fernando se apresuran en colgar la bandera de la nación cafetera, su bandera, en la barda de las gradas.

Suena la campana del asalto inicial del primer combate, Fernando y Julián animan a su compatriota, los cubanos respaldamos al nuestro y el resto pregunta, no deja de preguntar como periodistas al fin.

Ninguna de esas incidencias pasa desapercibida para el nicaragüense Iván Zabala, quien describe para nosotros con la creatividad y la picardía de los narradores latinoamericanos. Su talento hace que más de uno esté más pendiente de su actuación que de los boxeadores.
Termina el cartel y la euforia inicial de los colegas colombianos hace rato que se esfumó. Los golpes de Lázaro Álvarez, Roniel Iglesias y compañía, se encargaron de ello. Bajamos a la zona de prensa y allí abordamos al gran Félix Savón y todos quieren una foto con esta leyenda viviente del boxeo, y él no pone reparos.

Varios se escabulleron hasta el encerado de ring y vinieron más fotos, otros tomaron los carteles que anuncian el número del asalto e “imitaron” a las modelos, la excusa fue una campaña por la igualdad de género. Entre las risas y el alboroto, las cámaras no dejaron de funcionar ni un momento.
El reloj marcaba casi las 11 de la noche y nos tocaba regresar. Nuevamente el microbús se llenó de canciones más o menos conocidas, interrumpidas por un comentario de esta o aquella pelea. El trayecto se fue rápido, pero la noche era joven y aún nos quedaban muchas experiencias por compartir.
Cada día en este curso de postgrado trae nuevas enseñanzas, sobre el periodismo y sobre la vida en otras latitudes. La noche en la Serie Mundial de Boxeo consolidó aún más la amistad que desde el primer día surgió en este grupo tan heterogéneo, al cual une sobre todo su amor por el deporte.