Por Enrique Montesinos Delvaty – enriquemontesinos@gmail.com 

Río de Janeiro, Brasil, 15 de agosto de 2016.- Abundante en triunfos inéditos para América estuvo la jornada del lunes iniciadora de la segunda semana de los Juegos Olímpicos Río 2016.

En la pértiga de los Juegos Olímpicos había 28 campeones, porque una vez otorgaron dos oros. De Estados Unidos eran 19, tres de Francia, dos de Polonia y uno per cápita para Australia y las antiguas Unión Soviética, República Democrática Alemana y el Equipo Unificado de 1992.

Hasta el lunes 16 de agosto la prueba varonil había repartido 83 medallas de los tres colores en total y ni una, absolutamente ninguna, descansaba en vitrinas de América Latina o el Caribe.

Thiago da Silva hizo un salto de 6.03 jamás logrado en el continente americano.

Por todo eso resulta un finísimo obsequio para toda la región y en particular para el gigante sudamericano Brasil el oro inédito conquistado por Thiago da Silva luego de que la impertinente lluvia permitiera la continuación de la larga y extenuante competencia.

Y si la medalla fue de lujo, la marca clasifica como espectacular. La barra situada en 6.03 solamente ha podido ser franqueada por tres lumbreras de la prueba, el francés Renaud Lavillenie (6.16), el ucraniano Serguei Bubka (6.15) y el australiano Steven Hooker (6.06), casualmente todos campeones olímpicos, pero con marcas inferiores para la ocasión, entre las que sobresalen 5.96 de Hooker y 5.97 del galo.

Nunca en Juegos Olímpicos se había saltado seis metros o más. Tampoco en Sudamérica. Es la cuarta ocasión en toda América, pero en la que más alto se ha llegado, delante del 6.02 que Lavillenie marcó en Portland en marzo de este año para convertirse en campeón mundial bajo techo. Privilegiados quienes estaban en el Estadio Olímpico de Río.

Thiago superó en 10 centímetros su anterior mejor resultado y se le vio con cualidades técnicas sobresalientes para empeños superiores. Su apoteósico triunfo llega como posible compensación para los aficionados locales que esperan de la ídolo local Fabiana Murer, líder del año con 4.87, lo que quizá no pueda darles pues se rumorea sobre una lastimadura en julio pasado en Mónaco de la cual no está totalmente recuperada.

MIJAIN EN LUCHA

Mijain López, el luchador cubano tricampeón que cumplió su promesa a Stevenson y Savón.

El cubano Mijain López es uno de los más sobresalientes cultores de la modalidad grecorromana de la lucha, la primera incluida en 1896 en los Juegos Olímpicos de la Era Moderna por considerar recogía los ancestrales métodos de combatir por parte de los griegos y los romanos. La lucha libre entró a partir de 1904.

Mijaín ha sido cinco veces monarca mundial, pero el lunes entró en el olimpo de los dioses al consagrarse como el primer tricampeón de América. Venció en Beijing 2008, repitió en Londres 2012 y lo acaba de hacer en Río 2016 a sus 34 años sin la sombra de un punto en contra en la categoría de los mastodontes de 130 kilogramos. Jugó con sus rivales como si fuesen muñecos de goma. El combate final se lo adjudicó por 6-0.

En los deportes de combate ahora se engarza con dos fenomenales compatriotas que hicieron historia en el boxeo, el gran Teófilo Stevenson y el mítico Félix Savón, uno en los años 70 (Munich-Montreal-Moscú) y el otro en los noventa (Barcelona-Atlanta y Sydney).

Para concluir le tomo prestados tres párrafos escritos por el colega Oscar Sánchez a tenor de su victoria olímpica.

Mijaín es la expresión de un pueblo que como pocos ha hecho mucho por el deporte. Desde la pequeña Cuba, en medio de ese Caribe redentor, al mundo le ha nacido esta muralla de músculo, que en una de sus primeras palabras con la hazaña en el medio del pecho, nos emocionó al externar sus sentimientos. “Le prometí al difunto Teófilo Stevenson, al más grande, que conquistaría esta presea y se lo dije a Félix Savón también. Es un gran orgullo, no una meta, el hecho de haber cumplido”.

Y la gloria le cabe toda al modesto pueblo de La Herradura, en Consolación del Sur, Pinar del Río, una comarca que no pasa de 210 kilómetros cuadrados ni de 10 000 habitantes. Sin embargo, es la noticia del planeta olímpico, pues él capitalizó en el colchón de lucha la gran obra de un pueblo pequeño, sin los grandes capitales o riquezas de quienes pasean su poderío en estas elitistas citas.

Lo hizo con magistral presentación, como lo hacen los tocados no por la magia, sino por el trabajo y el sudor de muchos años de preparación que le permitieron llegar hasta acá después de aquel debut en Atenas 2004, donde vio bajar a su hermano Michel del cuadrilátero boxístico con el título bronceado, mientras él se marchaba con un quinto puesto.