José María Lorente Toribio, un grande del periodismo deportivo

Por AIPS América

17 de febrero de 2016

Por Raúl García Salguero – rbuzos@yahoo.com

Tijuana, México, 16 de febrero de 2016.- El español José María Lorente Toribio fue un niño que se pasaba todo el día en la calle viendo dónde se podía robar un trozo de pan, y que sobrevivió a la guerra, pero agradece al deporte y al periodismo el que le hayan permitido lograr un cúmulo de éxitos; a sus 90 años de edad es miembro de honor de la Asociación Internacional de la Prensa Deportiva (AIPS, por sus siglas en francés), donde le tienen un gran respeto.

José María Lorente (90 años) y Raúl García

José María Lorente (90 años) y Raúl García

En la hoja de servicio de José María Lorente se indica que ha cubierto como enviado especial diez Juegos Olímpicos y casi un centenar de grandes acontecimientos deportivos de distintas especialidades. Es fundador de la Asociación Española de la Prensa Deportiva (AEPD), de la que fue presidente.

Actualmente es miembro de honor de la Association Internacionale de la Presse Sportive (AIPS) y miembro del Comité Olímpico Español.

Presente en el 76 Congreso de AIPS en Doha, Qatar, concede una entrevista para relatar cómo se inició en el deporte y en la crónica deportiva, y lo que representó para él y para AIPS el Congreso que se realizó en México, Distrito Federal.

La entrevista se dio en el Hotel Sheraton, en presencia del periodista paraguayo Gustavo Benítez, donde expresó: «Empecé en el año 1944, con 18 años. Mi padre trabajaba en un periódico. Yo iba a buscarlo al periódico y conocí a los periodistas que trabajaban en ese periódico, era una época en la que yo hacía mucho deporte».

Con una mente fotográfica, agrega: «Estaba haciendo deporte internacional de balónmano, campeón de España de marcha atlética; vi cómo se hacía el periódico y aquello me gustó, entonces, pensé: si yo hago deporte y domino esa asignatura, y si me hago periodista, algún día yo puedo ser un buen periodista deportivo».

«En el año 48, el Comité Olímpico Internacional concedió a diversos países becas para que fueran a Londres a los Juegos Olímpicos a jóvenes deportistas campeones de sus países, y a mí me seleccionaron en España. Fui a Londres y estuve como periodista y aquello ya fue el enganche definitivo.

«De ahí volví y me matriculé en la escuela de periodismo, empecé a trabajar en diversos diarios hasta que terminé en el magnífico diario Marca de España, deportivo en donde terminé mi carrera como subdirector del periódico en el año 1991».

También recuerda cómo se involucró con AIPS: «Estando en Londres en 1948, nos pasaron un aviso por las instalaciones deportivas diciendo que se iba a celebrar una reunión de periodistas de otros países, que si queríamos asistir como observadores, los españoles fuimos y estuvimos en una de las sesiones viendo cómo se reunían ahí 20 tíos porque no había más, y aquella fue la reunión de Londres, ahí nos animaron, nos dijeron que teníamos que hacer una asociación en España, y ya no volví a saber más de la AIPS hasta 1952, que fui a los juegos de Helsinki.

Esta reunión ya era un poco más seria, ya habían pasado cuatro años después de la guerra, y a partir de ahí, en España comenzamos a trabajar para hacer la asociación, y en 1958 en Gothenburg, admitieron a España y a partir de ahí yo ya fui a AIPS permanente».

También recuerda que estuvo muy cerca de ser presidente de AIPS, «yo fui vicepresidente en Londres en el año 73, cuando Levitan dejó la presidencia, y entró Frank Taylor, un gran presidente, ahí entré de vicepresidente primero, y cuatro años después me presenté a la elección de presidente en Milano Marítima, pero me presenté más que nada para evitar que no hubiera más que dos en las primera ronda y que ganara el italiano que no nos gustaba a nadie, no lo conseguimos, ganó el italiano que no duró más que cuatro años, un desastre, Enrico Presti fue un desastre como presidente».

Agregó que «cuatro años después, en Sao Paolo, repetí la experiencia, esta vez frente a Frank Taylor, que me ganó por un voto, y no me importa haber perdido porque Frank Taylor estuvo luego casi 20 años, y lo hizo magníficamente, fue un gran presidente».

De la sección América, recuerda el trabajo de «Abelardo Raidi, era una maravilla, venezolano, un entusiasta de la AIPS, acudía a todo, animaba a los de las demás provincias, a las demás regiones o países americanos que vinieran, y me parecía que era una asociación que le faltaba seriedad».

Explica: «A América le faltaba seriedad, venían unos colombianos y a la siguiente habían desaparecido y venían otros dos. De México venían unos bajitos y luego unos altos, uno con mandíbula fuerte, muy entusiasta, ahí conocí a Antonio Mora Hurtado, que fue presidente y organizó el congreso de México, que cuando se le concedió, había muchas dudas, y yo apoyé desde Europa todo lo que pude la organización de aquél congreso porque estaba convencido de que Antonio haría un buen congreso».

«Fue un congreso magnífico, muy difícil, porque fuimos a México, dormimos una noche en Oaxaca, de Oaxaca fuimos a Chicago, para coger un avión e irnos a Montreal, y terminamos el congreso en Montreal. Para mí México era un escándalo, todo era nuevo, yo ya había estado ahí, iba con mi mujer, y era como estar en casa, mi mujer se enamoraba de todo lo que veía y entonces recuerdo el ambiente de la gente que no eran periodistas, gente de la calle, nos atendía como prensa mundial.

«Recuerdo que la Catedral me causó mucha impresión, y recuerdo con enorme ilusión y nostalgia que la cena de clausura se celebró en la casa de Vázquez Raña, seríamos cinco mil personas, un disparate, yo no he visto jardines igual, con mechas, los mariachis, una orgía de color de música, de ambiente, pero no de hacerlo por hacerlo, sino porque así es el pueblo mexicano, se abren así y la gente europea estaban como locos.

«Y como yo me entendía con ellos, me preguntaban oye, qué pasa, por qué hacen esto, por qué hacen lo otro; y recuerdo cuando llegó el momento ya de cerrar los brindis, Frank Taylor me dijo: José María, yo creo que a esta gente hay que hablarles en su idioma, si yo me pongo a hacer el discurso de clausura, hay que traducirlo, creo que vamos a perder mucho tiempo, yo prefiero que el discurso de clausura lo hagas tú, e hice el discurso de clausura y lo recuerdo como un gran abrazo a México».

De por qué el periodista debe estar en un gremio, y lo que le ha representado el deporte y el periodismo, comparte: «A mí el deporte me ha hecho, yo soy un niño de la guerra, la guerra civil española me cogió a mí justo unos días antes de cumplir 10 años, y de ser un niño que salía a la calle con mi papá cogido de la mano, pasé a ser un niño que se pasaba todo el día en la calle viendo dónde se podía robar un trozo de pan. Íbamos a las trincheras a escribir cartas a los soldados para que nos dieran un chuzco, me convertí en un niño de los que vemos ahora, acurrucados en la guerra, porque todos teníamos una sola ilusión, encontrar algo para comer».

«He visto fusilar a hombres, a curas en las calles, me he tenido que cambiar de casa porque nos cayó una bomba, es eso el niño que yo he sido, y al terminar la guerra, con ese recuerdo, tuve la suerte de caer en un colegio, y un centro, donde fundamentalmente se hace deporte y vida al aire libre, campamentos, marchas, con otros chicos haciendo la misma vida, viviendo en equipo, y todo esto me forma, me cambia por completo.

«Si en vez de caer ahí, hubiera caído en otra parte, posiblemente hubiera sido un chico que iría de comisaría en comisaría y de penal en penal; caí ahí y tuve suerte, me educaron en equipo, yo era muy bueno para el futbol, pero el colegio me castigaba un día y decía: mañana no juegas, porque no te has portado bien, es decir, no le has pasado bien la pelota al equipo. Y eso mismo he aplicado después en todos los sitios que he estado con respecto a mi trabajo, el equipo, fundamentalmente entonces era algo tan importante como lo es el periodismo, y el equipo es trabajar en una asociación, donde tengamos objetivos, donde lo que piensa uno, sea el pensamiento de todos, y donde ayudemos con nuestros escritos a perfeccionar el deporte que nos toca o la vida, en el caso de que seamos periodistas de otros tipos.

«Somos maestros, correctores, estamos los periodistas en la calle todos los días, con una especie de campana tocando: ojo, eso no se puede hacer; ojo, en política eso no se debe hacer, ser guardián pero en equipo.

«En el momento en que tú en México luches y yo en el mío, pero que tú luches por cosas de Raúl, no hemos perdido, pero si hemos conseguido la AIPS y la tenemos más de lo que la creemos, ha sido porque hemos ido a las federaciones en equipo a decir: oigan, a la prensa hay que tratarla así y así y así, ustedes nos tienen que dar los espacios de prensa, usted no puede prohibirle a ese país que no vaya a ese sitio, a esos periodistas».

La charla termina porque en el lobby del hotel ya lo esperan para regresar a España, y cierra su plática con reflexión sobre América: «Sigan haciendo lo que están haciendo, no han luchado más ustedes de lo que se ha luchado en Europa, existen periodistas fantásticos en América, tienen en contra las distancias. Poder convivir, por ejemplo, en Europa, entre Moscú y Madrid son tres horas y media; en Brasil, en tres horas y media no van del norte al sur».

 

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